Los locales sufren en carne propia el aumento acelerado de los precios, la inflación galopante hizo que los gastos se redujeran solo a lo indispensable, los gastos fijos no saben de esperar tiempos mejores, gran incertidumbre
El parate en las ventas hoy ya es una realidad tangible, con solo acudir a los negocios que supieron estar atestados de gente en horario pico y que haya una cantidad notable menor de público es muy fácil de cotejar por los vecinos que recorren Exaltación. Los locales en Capilla, Los Cardales, Robles y el Corredor de la ocho, son testigos inobjetables.
Según el relevo realizado por la dirección de medio ambiente sostenible del municipio, dio como resultado la confirmación en número de lo que se puede observar a simple vista: “Estamos hablando de una disminución de ventas entre el 20 y el 25%, lo que vemos con preocupación es que son el resultado de políticas macro, en las cuales no tenemos demasiada injerencia”, puntualizó Martín Faure, responsable de uno de los sectores de la gestión que se ocupa de acompañar a los comerciantes.
Los datos son malos per se, pero las proyecciones lo son más aún, los precios no paran de subir: “Hay una situación con la remarcación constante, hablando con comerciantes y proveedores, nos decían que por semana aumentan entre 100 y 200 precios en la mercadería”.
Dentro de este escenario recesivo, la incertidumbre acapara los pensamientos de quienes además de la baja en las ventas, deben afrontar el pago de sueldos e impuestos. Los empleados saben, intuyen que su salario no podrá ser pagado si no mejoran rápidamente las ventas. A esto se le suma que hay una cantidad importante de consumidores locales, que empiezan a preferir comprar en otros distritos, buscando ahorrar más no sea unos pesos.
En marzo llegan más incrementos en los servicios, en combustibles, en boletos del transporte, entre otros. Todos gastos que no pueden evitarse e indefectiblemente, le restarán capacidad de gasto a los argentinos, que antes utilizaban ese dinero para comer afuera, comprarse ropa, darse algún gusto, comiendo afuera, asistiendo a espectáculos. Todo dinero que ya no es destinado a cosas que no son esenciales.