La soja, el maní y el maíz fueron entre otros cultivos los más afectados por las bajas temperaturas de entre 3 y 4 grados que soportó el distrito durante el fin de semana
Como se había pronosticado, las heladas tempranas fueron las protagonistas y condicionantes de la producción del sector, a esto hay que agregarle que la región y el país vienen transitando uno de los peores escenarios de déficit hídrico que ya arruinó parte de los rindes del trigo y la cebada como no había ocurrido en los últimos 20 años.
El efecto nocivo de tres años consecutivos del efecto Niña, que se caracteriza por la disminución marcada de precipitaciones, continúa causando estropicios en los rindes Exaltacrucenses. Esto fenómeno trae aparejado que los cultivos retrasen su crecimiento.
El maíz y soja tardíos en este contexto se vieron notablemente perjudicados por las heladas que rondaron las temperaturas insólitas de 3 y 4 grados justo en el momento crítico de floración, cuestión que es posible impacte sobre las expectativas de producción.
Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ya advirtieron acerca del golpe que tendrá la Argentina y el campo en cuanto a sus ingresos, tanto en los cultivos de soja y maíz, sumados a los de trigo y cebada que ya habían sufrido cuantiosas pérdidas, esto da una merma poco alentadora para el sector agro industrial del orden del 30% comparada con la campaña del 2022. En términos monetarios podría significar una pérdida que rondaría en los 14.000 millones de dólares, aunque podría ser más si las condiciones climáticas continúan o inclusive empeoran.
Sin embargo dentro de este trágico panorama, los modelos climáticos estarían adelantando un paulatino declive en la intensidad de los efectos de La Niña, para dar paso a una fase Neutra de acuerdo al movimiento de los parámetros meteorológicos que provienen del océano pacífico ecuatorial y que tienen incidencia sobre las precipitaciones en el cono sur, de acuerdo con el Climate Prediction Center.
Si estos pronósticos se consolidan con el tiempo, es posible que tanto Argentina, Brasil y Uruguay podrían tener un escenario de abundantes lluvias para el periodo de siembras de cara al 2023 y 2024. Aunque el daño ya está hecho.