El 2 de agosto Matías Beretta recibió la noticia más esperada, la justicia lo reconocía a él como el padre legítimo de Santino, la felicidad en ese momento fue inmensa y festejada por que en apariencia todo había quedado atrás, por fin podría abrazar a su hijo
Sin embargo el Juzgado de Familia N.º 1 de Campana no completó la notificación correspondiente, ni mandó en tiempo y forma los resultados del ADN a la ex pareja de Matías. Luego de una espera pertinente, el corredor Exaltacrucense comenzó a insistir mediante su abogado el Dr. Martín Salazar, para que el expediente avance conforme a lo establecido por la ley.
Algo que llama la atención es que de agosto a diciembre son varios meses, cuando el trámite de notificación no tendría que haber llevado más de dos ó tres semanas. Teniendo en cuenta que la identidad del verdadero padre ya no está en tela de juicio, lo que solo sucede es que un papá y su hijo que debieran estar juntos, hoy están incomunicados.
Cabe hacer un repaso para recordar que la actitud de la contra parte, siempre fue huidiza. A tal punto que la fuerza pública debió urdir un plan para poder apresar a la responsable legal del menor y así llevarla al laboratorio para hacer el ADN de ella y el nene. Las repetidas ausencias a las audiencias o a cualquier otro intento de acercamiento de las partes se volvió una constante, lo que provocó una situación que fue descripta por Matiás: “Se nos reían en la cara a todos”.
Pero no todo es obstaculizar a la justicia, de parte de Beretta se cumplieron los pasos legales conforme a los establecido, ajustándose a derecho y haciendo caso a pie juntilla lo que el Juzgado de Familia N°1 de Campana ordenaba.
Hoy Santino tiene trece años, comienza una edad “complicada” llena de cambios en donde su personalidad debe cimentarse mientras que al mismo tiempo debe ingresar a la escuela secundaria, más que nunca la imagen de Matías, el verdadero padre, es fundamental para acompañar a su hijo en este nuevo camino.
Pero está sucediendo lo contrario. El hijo del atleta residente en Pavón no tiene redes y permanece aislado. Desde personas anónimas que tienen contacto hoy en día con el niño argumentan que es un chico que no se relaciona con los demás, que no le va bien en la escuela, que no sociabiliza con la gente, ni tiene redes sociales.
Hace unos días, unos de sus hermanos, reconocido Maestro Pizzero, publicó en las redes al respecto: “Nene de 14 años que no tiene redes sociales, no tiene vida social ni amigos porque su -familia– lo mantiene oculto para que no sepa la verdad, nosotros sufrimos a la par de él y de mi hermano, le arruinaron la niñez a Santi”, sentenció.
Como un efecto en cadena, los daños invisibles, los que no se pueden ver a simples vista, los golpes internos, hacen estragos y generan heridas. Algunas muy profundas: “A medida que pasa el tiempo tengo depresión, a veces me quiebro mal, siento tristeza, impotencia, me duele el pecho, tengo todo el día un nudo en la garganta y cada vez me pasa más seguido. Yo quiero estar con él”, implora Matías.
Aún en medio del dolor, el multi premiado corredor del distrito continúa intentando todo lo que está a su alcance para poder estar nuevamente con Santino, solo falta que la jueza que entiende en este expediente, resuelva de forma definitiva y así terminar con este calvario.
Ante la evidencia provista por la cruda realidad en estos días, parece que los fallos que insistentemente argumentan que no hay mejor lugar para un hijo ó hija que el de al lado de su madre, no siempre se cumplen y es hora que la justicia revea uno a uno los casos y deje de actuar con un patrón vetusto que ya quedó en el tiempo.