Con un fútbol criollo la Selección Argentina se coronó por tercera vez en su historia, le ganó bien a Francia en los penales en un partido inolvidable. Messi extraordinario y el Dibu Martínez, gigante
Argentina es por fin Campeón del Mundo, ahora se puede gritar a los cuatro vientos, no hay que decirlo en voz baja o solo imaginarlo. Ya es una realidad tangible, sentible, visible en la multitud en las calles, en las manos levantadas, en los abrazos y los festejos a lo largo y ancho del país.
Una nueva generación de Argentinos puede decir que vio a Messi y al país en los más alto del mundo. Hoy es eso, dejando atrás por un tiempo, al menos todo lo otro, lo que no pasa por un juego. Pero que linda sensación en la gente, como de merecimiento y justicia para un grupo de jugadores que las pasó todas, que cayó para levantarse, que le dio a su hermanos y hermanas de Argentina un tesoro invaluable.
Futbolísticamente, Scaloni salió a la cancha apostando a la “nuestra”. Tres delanteros, dos punteros y un nueve que se tira atrás, Di María por izquierda, Julián por el centro y Messi por derecha tirando la diagonal. Tres mediocampistas, con Mc Allister por derecha en un partido memorable, Enzo Fernández como volante central y De Paul por derecha, jugó muy bien y lo hizo hasta que no dio más.
Y la defensa con los centrales en un excelente nivel, no dejaron espacios, anticiparon, rasparon. Los laterales más contenidos, con Molina ocupado de Mbappé y Tagliafico muy atento por el otro lado, tanto que Dembelé fue sacado por Deschamps, el DT Francés, antes de terminar el primer tiempo.
Fue un encuentro típico de alto rendimiento entre dos conjuntos serios en su trabajo, muy preparados para estos momentos. Francia llegaba con pergaminos de proponer un juego superior, pero se encontró con el fútbol de potrero mezclado con una técnica refinada que solo se produce y se exporta, en tierras Gauchas.
Abrió el partido el conjunto Nacional, con Messi a los 23’, un penal discutible a Fideo Di María, que el astro mundial transformó en el primer grito de un equipo que mostró un nivel superior, que dominó el juego anulando a una selección que debió sacar a Griezmann para empezar a tirar centros.
Francia se descolocó y Di María otra vez supo capitalizar ese momento, con una definición exquisita que rebotó la pelota por encima de las piernas de Lloris, para decretar el 2 a 0 y que era demostración cabal de la diferencia entre las dos selecciones.
En el complemento Francia salió a buscar pero Argentina se defendió con la pelota, comenzó a encontrar espacios y preocupó a los Europeos que debieron salir a quemar las naves olvidándose de las teorías, para jugar con cuatro delanteros grandotes que consiguieron empatar, mediante Mbappé en dos oportunidades, a los 80’ y a los 81’. Del dominio total del juego pedir el tiempo extra, un golpe durísimo para la Selección.
Los Franceses salieron con todo a pasar por arriba a la Argentina, la diferencia física se notaba, Mbappé llegaba con tiros al arco, todo parecía desaparecer. Pero el Deschamps cometió un error conceptual. Dejó de jugar a los centros y propuso su fútbol, ante un conjunto que ya le había demostrado que era superior.
Aunque en los tiempos extras, el encuentro fue más parejo, otra vez Argentina llegó con peligro al arco de Lloris, diluyó las expectativas Francesas y a los 108’ del segundo tiempo del alargue, se juntaron Martínez, Enzo Fernández y Leo que metió un gol de nueve, agarró un rebote debajo del arco para poner el 3 a 2.
Pero la película no terminaba nunca, otra vez Mbappé logro igualar el resultado de penal, a los 116’, solo a cuatro de terminar. Con el 3 a 3 y cerca del final los dos tuvieron la posibilidad de ganar, pero en el arco de de Argentina estaba el Dibu Martínez, que se tiró como un arquero de handball para tapar lo que era la derrota de la Albiceleste.
En los penales otra vez Mbappé metió el suyo. Luego Leo sin ponerse nervioso empató y le dejó la responsabilidad al Dibu que comenzó con su show y le atajó a Coman. Dybala entró entre otras cosas para patear este penal que convirtió pegándole fuerte. El arquero argentino predispuso mal a Tchouemeni, que directamente la tiró afuera.
Paredes puso con tiro fuerte el 3 a 1, Francia quedó contra las cuerdas sin margen de error, pero a Muani no le pesó poniendo el 3 a 2. El destino quiso que Montiel, que no entró bien al partido, tuviera la chance de tener en sus pies la consagración. El lateral derecho, convirtió su penal para que Argentina obtenga una copa que reafirma el nivel del fútbol argentino en el mundo.